compromiso pedagógico 2025+
¿Qué estamos haciendo?
La experiencia de la pandemia nos ha llevado a comprender con mayor profundidad que toda educación, para ser efectiva, debe ser lo más personalizada posible. Esta comprensión nos ha impulsado a redoblar nuestros esfuerzos para ofrecer una educación que no solo transmita conocimientos, sino que también se enfoque en el desarrollo integral de cada estudiante.
Partiendo de una sólida formación humanística, que busca desplegar y fortalecer la dignidad inherente a cada persona, nos comprometemos a brindar un acompañamiento pedagógico personalizado. Esto implica reconocer y valorar las singularidades de cada alumno, adaptando nuestras metodologías y recursos educativos a sus necesidades individuales, intereses y ritmos de aprendizaje.
En el nivel secundario, hemos implementado el bachillerato en ciencias sociales y humanidades, un programa que refleja nuestro compromiso con una educación integral y personalizada. Este enfoque nos permite no solo ofrecer una formación académica de calidad, sino también fomentar el pensamiento crítico, la creatividad y el sentido de responsabilidad social en nuestros estudiantes.
Para llevar a cabo este compromiso, hemos adoptado varios principios pedagógicos clave. Entre ellos, destacamos la importancia de la interacción constante y significativa entre docentes y alumnos, el uso de tecnologías educativas para apoyar el aprendizaje personalizado y la promoción de un entorno escolar inclusivo y respetuoso. Además, fomentamos la participación activa de las familias y la comunidad en el proceso educativo, entendiendo que el aprendizaje es una tarea compartida.
Estamos convencidos de que esta visión renovada de la educación, centrada en la personalización y en la dignidad de cada persona, no solo preparará a nuestros estudiantes para enfrentar los desafíos del futuro, sino que también contribuirá a la construcción de una sociedad más justa y humana.
Bachillerato en Ciencias Sociales y Humanidades
A través de las materias comunes a todos los bachilleratos (matemática, biología, física, química, geografía) y a lo largo de los cinco años de duración, queremos que cada alumno pueda desplegar sus inquietudes personales en estas áreas de conocimiento científico e ir perfilando posibles futuras opciones de estudio.
Y a través de Historia, Literatura, Ciudadanía, Formación Integral Humana, y de las materias específicas del ciclo orientado que comienzan en tercer año del secundario (Culturas Juveniles, Sociología, Psicología, Filosofía, Instituciones, Lógica) buscamos, además, fortalecer la formación y el conocimiento más importante para un adolescente a su edad: la comprensión de su dignidad como persona, la búsqueda de sentido en la vida y la capacidad de vida en sociedad.
De esta manera, también estaremos capacitando en "habilidades blandas" (ligadas a aspectos más emocionales y vinculares -de formación humana- del mundo laboral), más necesarias que ciertos conocimientos técnicos que rápidamente se vuelven obsoletos en un mundo laboral en cambio constante por el vertiginoso progreso de la tecnología.
Principios pedagógicos
Habilidades y contenidos
Buscamos pasar del énfasis puesto en el conocimiento solo como contenido, a una adquisición y desarrollo de capacidades (aprender a conocer y a hacer, a ser, pensar y vivir juntos, etc.) a través de contenidos profundos y relevantes para la vida.
Protagonismo y colaboración
Un aprendizaje activo que respete las necesidades, tiempos y talentos de cada alumno, y facilite la colaboración entre pares, a fin de lograr aprendizajes profundos y significativos.
Pensamiento, diálogo, autonomía
Discernir, reflexionar y comunicarse como fundamento para saber tomar buenas decisiones.
Indagar a partir de preguntas que habiliten la búsqueda de la verdad y la creatividad y que motiven el deseo natural de conocer.
Evaluar formativamente, de manera que el alumno sea el centro del proceso y el equivocarse una etapa más del aprendizaje.
Capacidad espiritual
Desplegar lo más profundo del corazón humano en la búsqueda del sentido total de la vida ante la realidad que nos interpela, en relaciones humanas sanas y profundas, y en hábitos que forjen el encuentro con Dios.