ideario

El colegio Santo Tomás de Aquino es un colegio católico confesional, perteneciente a la Provincia Argentina de San Agustín de la Orden de Predicadores (frailes dominicos), de la Iglesia Católica

Quiénes somos

La Orden de Predicadores es un instituto de vida consagrada de la Iglesia Católica, fundado en 1215 por Santo Domingo de Guzmán. En Argentina estamos presentes desde el siglo XVI, fundándose con el tiempo la Provincia Argentina de San Agustín, que agrupa a los frailes dominicos presentes en este territorio y el de Chile. En distintos momentos de su historia y por diversos caminos, la Provincia ha fundado distintas instituciones académicas y educativas, considerándolas espacios privilegiados de su misión apostólica. 

Desde el año 2011 se estableció un nuevo modo de gestión de los colegios de la región Cuyo -Santo Tomás de Aquino (Mendoza),  Santo Domingo (San Juan) y al Instituto Santo Tomás de Aquino (San Luis)- con un régimen de conducción común. 

nuestros principios

Nuestros Colegios se definen como comunidades de predicación y nuestro lema es “Veritas”. En consecuencia la acción evangelizadora de nuestros colegios está enfocada hacia la búsqueda de la Verdad y el anuncio de la Buena Noticia, desde el testimonio de la propia vida. Por eso nuestro objetivo es la verdad allí donde esté y cooperamos para que nuestros alumnos y alumnas sepan pasar del conocimiento de las diversas verdades al conocimiento y aceptación de la Verdad. 

 El carácter dominicano determina en nuestros centros educativos un clima comunitario que se caracteriza por la libertad, cercanía, sencillez, transparencia y diálogo basados en la autonomía, la colaboración y el respeto mutuo. 

cómo pensamos

En fidelidad a nuestras raíces y a nuestra historia, los criterios que animan nuestro estilo educativo son:  

1. Una educación que promueva el estudio crítico y la contemplación como búsqueda de la verdad y que desde el respeto, defienda el amor a la Verdad. 

2. Una educación integral, que convierta al educando en responsable de su propio desarrollo, de su entorno social y medioambiental. 

3. Una educación participativa y fraterna en sus estructuras, de modo que todos los implicados en el proceso educativo contribuyan a un modo de vida en comunidad de acuerdo a estos valores. 

4. Una educación transformadora y comprometida capaz de potenciar en el alumnado capacidades para comprender e interpretar la realidad y transformar las relaciones entre las personas con las nuevas sensibilidades interculturales, medioambientales, solidarias e igualitarias. 

5. Una educación que integre en todo su proceso educativo a la familia, espacio irremplazable en la educación. 

 6. Una educación para el servicio, estudiar no sólo para saber más sino para servir mejor. 

7. Una educación con clara intencionalidad cristiana a través de la actividad pedagógica y académica. 

8. Una educación que forme jóvenes solidarios capaces de irradiar su experiencia de Jesucristo, siendo testimonio de esperanza y alegría en su compromiso con el mundo. 

9. Una educación que desde la compasión y la misericordia atienda preferentemente a los más necesitados. 

10. Una educación que promueve el conocimiento y amor a María, mujer creyente, modelo de vida cristiana que acogió y vivió en plenitud el proyecto de Dios. 

11. Una educación que promueva una espiritualidad encarnada en la historia, iluminada por la fe en Cristo Jesús que anime la auténtica promoción humana y capacite para vivir los valores evangélicos. 

La educación que ofrecemos a nuestros alumnos se inspira en el Evangelio, en el Magisterio de la Iglesia y el carisma de la Orden de Predicadores. Nuestra educación procura tener un carácter inequívocamente evangelizador.

La propuesta educativa dominicana implica una opción personal y responsable de profesores, padres, alumnos y otros miembros de las comunidades educativas. 

La referencia a la dimensión trascendente es una realidad tan amplia e importante en la cultura de los diversos pueblos, que nadie puede ignorarla sin quedar privado en algo fundamental en su formación humana. 

En base a los anteriores principios, la actividad educativa se desarrollará en nuestros Colegios como acción evangelizadora que lleve a un compromiso en el seno de la comunidad cristiana, que abarque la dimensión misionera promovida por la universalidad de la iglesia y la solidaridad con los hombres y mujeres de todos los pueblos, preferentemente de los más desfavorecidos. 

cómo actuamos

En nuestros Colegios la educación se basa en la búsqueda de la Verdad, en el diálogo fe – cultura – vida, haciendo del estudio, no una mera acumulación de conocimientos, sino un proceso responsable de construcción del saber desde la realidad, que lleve al compromiso y al servicio. 

Consideramos que:   

La calidad y exigencia académica de nuestros centros se expresará también en los valores de estudio y en el cultivo de la interioridad, el compañerismo, la ayuda mutua, la participación activa, la escucha serena. 

Pretendemos hacer una oferta educativa desde el espíritu dominicano y al servicio de la persona, de la sociedad y de la Iglesia, en la que nuestros centros se distingan por: 

Que sea lugar de encuentro y referencia evangélica para todos los estamentos de la comunidad educativa.  

Todo esto requiere estar atentos al desarrollo de todos los procesos que se dan en nuestros Colegios y en los contextos educativos en general, en un marco de evaluación para la mejora continua.